martes, 28 de septiembre de 2010

FUNDACION DE ROMA - HISTORIA Y LEYENDA

Fundación de Roma (1ERA. PARTE)


Como todos los orígenes, el de Roma está envuelto en una densa niebla histórica, y es que no son pocas las hipótesis que han surgido al respecto. Por supuesto yo no voy a decirles esta o tal otra es la verdadera porque eso nadie lo sabe con certeza, así que no cometeré ese error y me dedicaré a informarles de que ocurría en la península italiana, y más concretamente en los alrededores de la desembocadura del río Tiber, para posteriormente introducirme en alguna de las teorías que existen.

Hacia el 800 a.C., en la parte central de lo que hoy en día conocemos como Italia, existían diversos pueblos que aunque en la mayoría de los casos poseían la misma sangre la verdad es que se ve que disfrutaban bastante haciéndose la guerra entre sí. Solo se calmaban para hacer frente a algún enemigo en común o bien para ciertas fiestas religiosas. Entre ellos destacaban los umbros, los latinos y los sabinos, pero si había un pueblo que más o menos dominaba este era el pueblo etrusco.

Italia en sus comienzos, Etruria

Saltemos unos cuantos milenios antes, sobre el 8.000 a.C. Italia estaba habitada por los ligures en el Norte y los sículos en el Sur. Por los restos encontrados se sabe que tenían la cabeza en forma de ‘pera’ que vivían entre cavernas y cabañas redondas hechas de estiércol y fango, domesticaban animales y se alimentaban de la caza y la pesca. Vamos que eran muy parecidos a los de ‘Erase una vez la vida’

Sobre el año 2.000 a.C. llegan a través de los Alpes otras tribus provenientes de Europa Central. Aunque no eran muy avanzados a los anteriores introducen algunas innovaciones como eran la agricultura, la ganadería, la tela y la construcción de bastiones (o murallas) de barro y tierra apisonada alrededor de los poblados para defenderse de los animales y también de otros hombres. Poco a poco fueron descendiendo hacia el Sur de la península, aprendieron, al parecer de otras tribus germánicas, el uso del hierro y fundaron una verdadera ciudad que se llamó Villanova, que fue el centro de una civilización que se llamó precisamente de Villanova. Los villanovenses no se sabe muy bien que hicieron con los ligures y sículo, el caso es que de éstos derivan la raza, las costumbres y la lengua de los umbros, sabinos y latinos.

1.000 años después de la primera invasión de estas tribus, y una vez ya estaban más o menos establecidos, surgió en Italia lo que muchos dicen que fue la primera ‘civilización verdadera’ del lugar. Ellos se llamaban a si mismos los rasena y los griegos los llamaban Tyrrhenoi (de ahí el nombre de mar Tirreno), aunque pasaron a la historia como los etruscos y la tierra que habitaban se llamó Etruria, que se extendía por la costa occidental de Italia desde el río Tíber hasta el río Arno (unos 360 km al noroeste). ¿De dónde provenían los etruscos? ¿cómo vivían? todo esto casi que lo dejamos para dedicarles un tema a parte.

Diversas hipótesis sobre la fundación de la ciudad (753 a.C.)
Pues bien, ya tenemos a Italia, a mediados del siglo VIII a.C. con multitud de poblados y ciudades tanto sabinas, como latinas como etruscas. Una vez ubicados vayamos por cada una de las hipótesis (en algunos casos con gran parte de leyenda).

Hipótesis primera, los albalonganos
La ciudad más importante por esos lares cerca del Tiber era Alba Longa, capital del Lacio (si, si, como el equipo de fútbol). De allí se supone que un día partieron un puñado de jóvenes (más o menos un centenar entre los que quizás se encontrasen Rómulo y Remo) y que unos 12 km más hacia el Norte fundaron Roma. Eligieron ese lugar por diversas razones, principalmente porque estaban a unos 20 km del mar a resguardo de los piratas que pululaban por la zona, además el brazo de río que conducía al mar podía ser convertido en puerto ya que era navegable y las colinas que la rodeaban actuaban de protección. Así que se instalaron pero, tenían un problema, la mayor parte eran solteros y no es que las mujeres abundasen. En fin, hay que volver otra vez a la leyenda .

La leyenda cuenta que Rómulo para conseguir mujeres organizó una gran fiesta, con el fin de celebrar el nacimiento de la ciudad, e invitó sus vecinos los sabinos, con su rey Tito Tacio y sobre todo a sus hijas. Éstos acudieron y aquellos les robaron a sus hijas y les dieron un bonito puntapié fuera de la ciudad.

No era de extrañar que al día siguiente acudieran los padres y hermanos de estas mujeres armados hasta los dientes y dispuestos a todo con tal de recuperarlas. Los sabinos sitiaron el Monte Capitolino (donde se encontraba la ciudad) y así estuvieron un tiempo. Pero los romanos cometieron un error, le dieron las llaves de la fortaleza a una chica romana llamada Tarpeya, según cuentan hija del jefe romano (Rómulo o quien fuera) y también, según cuentan, una chica enamorada de Tito Tacio.

Los sabinos le convencieron para que abriera las puertas de la ciudad acordando que éstos le darian lo que llevaban en sus brazos izquierdos (lo que Tarpeya quería era los brazaletes de oro que los sabinos usaban), así una noche ella abrió secretamente las puertas y los primeros sabinos conforme iban entrando arrojaban sus escudos (pues también los llevaban en el brazo izquierdo) sobre Tarpeya, que murió aplastada. Tiene gracia la cosa, el caso es que a los sabinos no les gustaban mucho los traidores (aunque fueran a su favor) y esa fue una forma de recompensarla sin traicionar a su palabra.

En ese instante comenzó la batalla y fue cuando se produjo una situación nueva. Las mujeres sabinas que habian sido secuestradas se interpusieron en el combate ya que no querían quedarse huérfanas (si morian sus padres) o quedarse viudas (si morían sus maridos romanos a los que les habían tomado cierto cariño). Así que decidieron dejar de matarse y regularizar los matrimonios. Y Rómulo y Tacio acordaron gobernar juntos, ambos con el título de rey, aunque éste último murió pronto y Rómulo quedó como único rey de Roma.

Hipótesis segunda, versión ‘light’ de la primera
Tras haber fundado Roma tanto los romanos como los sabinos decidieron mezclarse voluntariamente ante algún enemigo común como podrían ser los etruscos que se habían extendido por la Toscaya y Umbría y que avanzaban hacia ellos provistos de una tecnología mucho más avanzada. Y claro, con esa mezcla o unión también vinieron los matrimonios mixtos. Pese a que era una ciudad nueva ya tuvo que vérselas con un poderoso rival y los venció mediante diplomacia primero y con mucho valor después, aunque necesitó siglos.

Hipótesis tercera, unión de aldeas vecinas
La zona de las siete colinas (donde más tarde se alzaría Roma en todo su esplendor) estaba habitada por varias aldeas y con el paso del tiempo tres de esos poblados decidieron unirse cada uno de los cuales aportaba una ‘tribu’: una de sabinos, otra de latinos y otra de etruscos.

Hipótesis cuarta, la colonia etruscas
Los etruscos recorrían con sus barcos toda la costa occidental de Italia ya que eran grandes comerciantes y les molaba eso del turismo. Viajar por tierra en aquella época era bastante peligroso, no habian caminos y la región estaba llena de bosques y animales peligrosos, así que hacerlo por mar era más seguro aunque se requerían largas jornadas y puestos para abastecerse. Por eso la desembocadura del Tiber era un buen sitio pues podían internarse con los barcos por la bahia y comerciar con las aldeas latinas y sabinas.

Por ello fundaron una colonia en el Tiber a la que llamaron Roma (que proviene de ‘Rumon’ que en etrusco quiere decir ‘río’). Allí dejaron algunos marineros y mercaderes que tenían que hacerse cargo de una especie de astillero para la reparación de los barcos que quedaban deteriorados en la travesía y de los almacenes de provisiones y víveres para que estos se abastecieran. El caso es que igual los etruscos de Roma sentían su traslado allí como un castigo y mientras tanto algunos grupos de latinos y sabinos se acercaban a ellos para comerciar. Cada vez llegaban más y más, sabinos y latinos, y es probable que un día decidieran unirse y vivir juntos. La unión entre ellos se hizo normal y dio lugar a que Roma creciera. Muchos historiadores afirman que Rómulo de hecho era un etrusco, aunque en fin, etrusco, sabino o latino eso da igual, lo que si es muy probable es que Remo ni siquiera existió.

¿De dónde viene el nombre de Roma?
Pues dios sabe por qué, quién y cuando llamaron a esa pequeña ciudad Roma. Tenemos la opción de la colonia etrusca, ya que ‘Rumon’ en etrusco quiere decir ‘rio’ y es muy probable que al estar situada la colonia al lado del Tiber le dieran ese nombre. También tenemos que Roma pudiera venir de Rómulo, pero aquí viene una cosa y es que Romulo significa ‘pequeña Roma’ por lo tanto, ¿no es más probable que le hubieran puesto el nombre de Rómulo después? En fin, fuese como fuese el caso es que ha pasado a la historia con el nombre de Roma.

LA LEYENDA DE LA FUNDACION DE ROMA(2DA. PARTE)


La fundación de Roma se ha mantenido envuelta en la leyenda, ya que no existen testimonios escritos sobre los hechos acaecidos.

Recién en el siglo V a.C. algunos historiadores griegos se refirieron a la fundación de Roma por el héroe troyano Eneas. La primera obra histórica romana, que no se conservó, salvo algunas citas, perteneció al senador Quinto Fabio Píctor, y estaba escrita en griego. Allí se hacía referencia a Rómulo como fundador de Roma. Posteriormente la historia romana, plagada de mitos, fue consolidada por las obras de Virgilio, Ovidio y Tito Livio.
Estas versiones, de dudosa autenticidad, refieren a que el héroe troyano Eneas, pudo huir de su ciudad antes que fuera destruida, durante la guerra de Troya, por los ejércitos del griego Agamenón.

Eneas, padeció muchas desventuras durante su paso por el mar Mediterráneo. Relata Virgilio, en la Eneida, que cuando Eneas llegó a Cartago, se enamoró, siendo correspondido por la reina Dido o Elisa, quien le pide que se quede junto a ella.

Sin embargo, es más fuerte para Eneas cumplir la voluntad del dios Júpiter, que le había ordenado fundar una ciudad nueva, y eso motivó que abandone a la reina cartaginesa, quien presa de un inmenso dolor se suicidó, utilizando la espada que Eneas había dejado al partir.

Este relato es un posible intento de explicación de la discordia que siempre existió entre romanos y cartagineses.

Eneas arribó al Lacio, lugar en el que fundó la ciudad de Lavinium. A su muerte, su hijo, Cayo Ascanio, se dirigió al centro de Italia, en los montes albanos, donde fundó una ciudad, (a mediados del siglo XII a. C) a la que denominó Alba Longa. En ella reinaron los sucesores latinos de Eneas, durante cuatrocientos años, hasta que se originó una disputa por el poder entre los hermanos Numitor y Amulio, hijos del rey Procas. Numitor asumió el trono, pero Amulio lo derrocó.

Numitor tenía una hija, Rea Silvia, que despertó el temor de Amulio por la idea de que esta o su descendencia en el caso de algún día la tuviera, decidieran vengarse de él, lo cual fue confirmado proféticamente.

Por ese motivo, consagró a su sobrina como sacerdotisa vestal, o sea encargada de mantener encendido el fuego sagrado en honor a la diosa Vesta, función que requería conservar la virginidad. Pero el Dios Marte y Rea Silvia se enamoraron, y de esa unión nacieron los gemelos, Rómulo y Remo.

Amulio ordenó dar muerte a los gemelos, pues según una profecía, éstos serían los encargados de vengar la muerte de su abuelo, orden que fue desoída por el siervo encargado de la misión, quien los colocó en una bolsa que dejó en la orillas del río Tíber. Los niños, llevados por la corriente, llegaron a un lugar que no está determinado, donde supuestamente fueron amamantados por una loba llamada Luperca. Otros autores sostienen que quien se encargó de los pequeños, fue la esposa del pastor Fáustulo, de nombre Acca Laurencia, a la que apodaban “La Loba” porque era asidua concurrente de los lupanares (prostíbulos).
Rómulo y Remo, al hacerse adultos, derrocaron a Amulio y restablecieron en el trono a su abuelo, quien los recompensó otorgándoles tierras, donde ellos pudieran fundar su propio reino. El lugar seleccionado fue el septimonium, ubicado en un lugar cercano a siete colinas (Quirinal, Viminal, Esquilino, Aventino, Celio, Cpitolio y Palatino).



El problema se suscitó en saber a cual de los dos hermanos le correspondería el trono, decidiendo los dioses, al consultarse el vuelo de las aves, que el trono sería para Rómulo (aparentemente el que viera volar más aves sería el elegido). Éste marcó los límites de la ciudad, escogiendo el Palatino, entre las siete colinas existentes en la desembocadura del río Tiber, donde se levantarían las murallas, con un arado, lo que provocó la burla de Remo, quien saltó sobre los surcos.

Rómulo castigó a su propio hermano con la muerte, ya que los muros y puertas de las ciudades eran consideradas cosas santas y quiso demostrar con este acto, que nadie quedaba exento del cumplimiento de las normas.

Esta leyenda conserva varias semejanzas con el origen del imperio persa, ya que Ciro también había sido abandonado al nacer, pues el rey medo Astiages, había prometido darle muerte. También salvó milagrosamente su vida, por la intervención de una perra y luego fundó un imperio (si bien Rómulo sólo fundó una ciudad).

Seguramente la autenticidad histórica de este relato es sumamente discutible y no ha podido probarse.

Sin embargo hay datos que pueden resultar relevantes, como la importancia de ciertos centros religiosos en Lavinium y Alba Longa. En esta zona se han hallado restos arqueológicos de antiguos asentamientos. Lo que no ha podido establecerse es que Roma haya sido fundada con posterioridad a esas ciudades, ya que aparentemente los restos encontrados se remontarían a fechas similares. Aparentemente los cuatrocientos años que median entre la llegada de Eneas, y la fundación de Roma por Rómulo, donde hubo una dinastía de reyes en Alba, sería fruto de la leyenda popular.

La fecha exacta de la fundación de Roma también es un hecho muy cuestionable. Los romanos estaban de acuerdo en que su ciudad fue fundada en el siglo VII a. C., pero el año exacto no fue determinado fehacientemente. Hubo muchas fechas tentativas. Así por ejemplo, el ya citado Fabio Píctor, estableció para este acontecimiento el año 748.

Fue a fines de la República cuando se adoptó como fecha, el 21 de abril del año 753 a. C., a propuesta del erudito, Terencio Varrón. El 21 de abril se escogió por ser un día festivo, consagrado a Pales, diosa de los pastores. Sin embargo se han encontrado tumbas en el valle del Foro, que aparentemente remontarían al sigo X a. C.

El nombre de Roma no es menos discutido, ya que algunos lo atribuyen a Rómulo, su fundador, mientras que la teoría con más adeptos es la que lo hace derivar de Rumon, designación etrusca del río Tíber.

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