miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA MUERTE DE TUPAC AMARU



“LOS DOS SOMOS CULPABLES TU POR OPRIMIR A MI PUEBLO Y YO POR QUERER LIBERTARLO”. Palabras de Tupac Amaru al representante del rey de España antes de ser asesinado.


En 18 de mayo de 1781 se cometió uno de los mas atroces genocidios de la historia de la humanidad, en el Cuzco, los conquistadores españoles después de intentar estrangular repetidas veces mataron a puntapiés a Micaela Bastidas Puyacahua, esposa del cacique José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II quien fue descuartizado tirado por cuatro caballos y decapitado luego de presenciar el exterminio de su familia.

Se puede decir, sin duda alguna, que la historia de la independencia del Perú y aun de América Latina la inició Condorcanqui en 1780. Su gigantesca rebelión contra los españoles, que en un principio fue sólo buscadora de reformas, se convirtió luego en una rebelión separatista y dirigida contra la opresión y la injusticia reinantes. Antes de esta rebelión, ninguna otra la igualó en pureza de ideales, dimensión geográfica, ni importancia política. Los 100.000 peruanos que perecieron en esta gigantesca rebelión lo hicieron como verdaderos héroes, dando su vida por una causa común : la libertad.

18 DE MAYO: SACRIFICIO HERÓICO DE TÚPAC AMARU II Y MICAELA BASTIDAS



Ilustre cacique de Pampamarca, Tungasuca y Surimana, José Gabriel Condorcanki Noguera Túpac Amaru, más conocido como Túpac Amaru II, nació el 19 de marzo de 1738 en el pueblo de Tinta (Cusco).



Ante los constantes abusos a los que los indios eran sometidos (el pago de tributo, el trabajo forzado en las minas – “mita” -), en la que morirían millones de indios en las galerías de las minas. Túpac Amaru buscó en primera instancia negociar y conciliar con las autoridades españolas. En 1776 presenta una petición formal para liberar a los indios del trabajo obligatorio en las minas, la cual es negada desde Lima.



Contando con el apoyo de la población indígena, inicia su revolución hacia la segunda mitad del siglo XVIII. El 4 de noviembre de 1780, y debido a los abusos a los que sometía a los indios, apresa al corregidor de Tinta, Don Antonio de Arriaga, a quien ajusticia seis días después.



Junto a su esposa Micaela Bastidas y con ayuda de ésta, reclutó adeptos a su causa, venciendo al ejército realista en la batalla de Sangarará, tras lo cual repliega sus tropas en la ciudad de Tungasuca, esperando poder negociar con las autoridades españolas. El 8 de enero de 1781 se enfrenta, sin éxito, al ejército enviado por el Virrey Jáuregui y Aldecoa, siendo perseguido y hecho prisionero por el General Ventura Landa.



El Visitador José Antonio Areche, enviado para investigar los abusos contra los indígenas, condena a Túpac Amaru a presenciar la muerte de los miembros de su familia y luego a morir descuartizado.



LA MUERTE DE TUPAC AMARU

Tupac Amaru, sometido a tormento hasta el punto de descoyuntarle un brazo, fue luego condenado a morir. El 18 de julio de 1781 fue sacado a la Plaza Mayor del Cuzco y obligado a presenciar el ajusticiamiento de sus más fieles seguidores, entre ellos su hijo Hipólito a quien le cortaron la lengua antes de subir a la horca. Acusada de haber ayudado a su marido, Micaela también fue conducida a la horca. Entonces le tocó el turno a él. En primer lugar le cortaron la lengua por haber hablado contra el rey decían los españoles. Acto seguido, lo derribaron al suelo y atándole las extremidades a cuatro caballos, se pretendió descuartizarlo ; éstos partieron fustigados por sus jinetes pero no pudieron continuar su carrera, siendo frenados por la fuerza física de Condorcanqui. Impresionados los españoles por el monstruoso espectáculo, se les hizo difícil seguir soportándolo. Un representante del Virrey, venido desde Lima, hizo desenganchar los caballos. El cuerpo de Condorcanqui, aún con vida, fue entonces arrastrado y puesto en un tabladillo. A una orden del enviado del Virrey, se acercó el verdugo y acomodando el cuello del sentenciado sobre un madero, levantó el hacha y dejándola caer cercenó su cabeza. Tupac Amaru murió como un héroe pues soportó estoicamente todo lo que le hicieron.

Su muerte no fue en vano, ya que las causas que motivaron su revolución fueron consideradas para efectuar cambios en el sistema político-administrativo, traduciéndose en la supresión de los corregidores, instaurándose el régimen de las intendencias. Además, se creó la Audiencia del Cusco, donde se ventilaban casos de abusos en contra de los indígenas.

A pesar de la ejecución de Túpac Amaru y de su familia, los españoles no lograron sofocar la rebelión, que continuó acaudillada por su medio hermano Diego Cristóbal Túpac Amaru, al tiempo que se extendía por el altiplano boliviano, la región de Jujuy y en el Noroeste argentino.

La fama de Túpac Amaru se extendió de tal forma que incluso los indios sublevados en el llano de Casanare, en la región de Nueva Granada, le proclamaron rey de América. Siguiendo los pasos de su antecesor, que había intentado una solución pactada al conflicto, tras difíciles negociaciones, en enero de 1782, el nuevo cacique inca consintió en deponer las armas con la promesa española de indultar a los rebeldes y corregir la mala situación de los indios.

Las posteriores rebeliones criollas invocaron el nombre de Túpac Amaru para obtener el apoyo de los indios.

Un testigo anónimo describe la muerte del cacique revolucionario indio [Túpac Amaru II]:




Se le sacó a media plaza: allí le cortó la lengua el verdugo, y despojado de los grillos y esposas, lo pusieron en el suelo: atáronle a las manos y pies cuatro lazos, y asido éstos a la cincha de cuatro caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo que jamas se había visto en esta ciudad. No sé si porque los caballos ni fuesen muy fuertes, o el indio en realidad fuese de fierro, no puedieron absolutamente dividirlo, despues de un largo rato lo tuvieron tironeando, de modo que le tenían en el aire, en un estado que parecía una araña. Tanto que el Visitador, movido de compasión, porque no padeciese más aquel infeliz despachó de la Compañía una órden, mandando le cortase el verdugo la cabeza, como se ejecutó. Después se condujo el cuerpo debajo de la horca, donde le sacaron los brazos y los pies... Este día concurrió un crecido número de gente, de que entre tanto concurso no se veían indios, á los menos en el traje mismo que ellos usan, y si hubo algunos, estarían disfrazados con capas ó ponchos. Suceden algunas cosas que parece que el diabolo las trama y dispone, para confirmar á estos abusos, agüero y supersticiones. Digolo porque, habiendo hecho un tiempo muy seco, y días muy serenos, aquel amaneció tan toldado, que no se le vió la cara al sol, amenazando por todas partes á llover; y á hora de las 12, en que estaban los caballos estirando al indio, se levantó un fuerte refregón de viento, y tras este aguacero, que hizo que toda la gente, y aun las guardias se retirasen á toda prisa. Esto ha sido causa de que los indios se hayan puesto á decir, que el cielo y los elementos sintieron la muerte del Inca, que los españoles inhumanos é impíos estaban matando con tanta crueldad. ...De este modo acab[ó] José Gabriel Túpac Amaru [...]."


 







Carlos Fuentes, El espejo enterrado (México, D.F.: Taurus, 1999), 306-07.

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